Y no hay excusa mejor que esta puesta a punto, que lo que nos brinda la actualidad, cambios de gobierno, cambios de estación climática, cambios de horarios, etc.
Cada final del ejercicio económico, en una nueva oportunidad que tienen las organizaciones para visualizar el futuro, ponerse nuevas metas,  establecer estrategias, etc.
La excusa está servida. Es tiempo que nos paremos a pensar cuales son nuestros planes.
Cada vez que establecemos un plan para el ano siguiente, es inevitable una mirada hacia atrás.
Entonces podemos sentir una frustración por los objetivos no logrados.
Si los resultados  no fueron los esperados, el optimista piensa: ‘’Saliendo de la crisis, los resultados podrían haber sido peores”
El pesimista piensa: “Si bien los resultados son razonables, están lejos de los objetivos”
Hay que considerar cuestiones como, que transformaciones tecnológicas se están dando en el sector en que actuamos y si somos capaces de dar respuestas a estos cambios.
La planificación estratégica tiene su cuota de riesgos, cuando hay respuestas que jamás fueron previstas.

El problema es la diferencia entre el momento de planificar y ejecutar, es por esto, que los resultados no satisfacen al optimista, ni al pesimista.
A veces nos damos cuenta demasiado tarde que  nuestra reacción ante un hecho determinado fue inoportuna.
Tampoco es de extrañar que a veces los equipos no estén preparados para asumir incertidumbres.
Al ritmo que se producen los cambios tecnológicos, personas y equipos quedan rápidamente desactualizados.

Es hora de reinventarse, y vivir nuevas vidas como líderes, como organización, como equipo.

El corazón de las empresas late con talento y personas. Porque lo importante no es el producto, sino los intangibles que lo envuelven.
Porque el éxito no está en la mejor tecnología, sino en la capacidad de ganarse al cliente.
Los gurús presentan al trabajador como el primer cliente y colaborador necesario para el éxito,  y al cliente como demandante de servicios, no de productos, que quiere dialogar con la marca, con los otros clientes y con los expertos.

El objetivo no es ganar más, sino crear organizaciones sostenibles, que crecen y se adaptan a los cambios.
La transformación se realiza desde la tecnología, pero se reinventa a través de las personas.
Las nuevas empresas se comportan como seres vivos. Capaces de crecer o morir, según se las cuide o no.
Por eso las nuevas organizaciones exigen de líderes transformadores, que piensen que las personas son parte sustancial, que son organismos vivos que se deben gestionar.
El líder transformador es emocional, trasmite creencias, valores y visiones colectivas capaces de generar ilusión.

El líder transformador es el factor de crecimiento y sostenibilidad para cualquier organización del siglo XXI
Los retos del siglo XXI están allí
Flexibilidad ante el cambio continuo, transformación digital, mestizaje generacional es lo que se debe gestionar.
El siglo XXI es el siglo de las emociones.
Eres de los que corren o de los que se paran a escuchar las olas?
Si dejas de pedalear te caes de la bicicleta.
Para algunos lo ideal es el ‘’perpetuum mobile’’ que te hace estar en el cambio cuando se produce, es decir Hombre de Acción.
Pero para otros: ‘’No por mucho madrugar, se amanece más temprano”
La pausa es necesaria para decidir qué camino tomamos.
El mundo interconectado y multipantalla está afectando nuestra percepción de la realidad, cambiando nuestros procesos cognitivos y alterando las relaciones sociales, afectivas, económicas y políticas. Y todo sin tiempo para procesarlo.
No es la tecnología. Es una mutación genética. Los millennials y la Generación Z son una nueva sociedad autodidacta (el 33 % aprende  vía tutoriales por internet) que ha crecido en un contexto incierto y marcado por las crisis y que tiene una manera diferente del ver el mundo, asumiendo la diversidad. Ellos no son el futuro, son  el presente.
Liderar significa también aprender a generar conversaciones de alta calidad con los seguidores/colaboradores para ayudarles a descubrir quienes podrían ser y a conectar con la energía que necesitan para comenzar a transformase.
La sociedad de la información murió en el siglo XX y se transformo en la sociedad de la conversación en el siglo XXI.
Las decisiones de compra pasa por conocer las opiniones de otros. Ejemplos Tripadvisor para viajes, Tenedor para restaurantes y Atrápalo para espectáculos.
Necesitamos la conversación para tomar decisiones de compra.
Sucede igual en el ámbito de trabajo. El hábito de la conversación lo trasladan a las decisiones profesionales. Quieren reconocimiento, autoafirmación, asentimientos, etc.
La conversación ha venido para quedarse. Ha reinventado la sociedad de la información.
Ahora todos somos conversadores en busca de lo mejor

Pregunta:
Cuando fue la última vez que conversaste con un colaborador?

Fuente: Libro TALENTOCRACIA de Salvador Molina y Eduardo Toledo
Adaptación Héctor Cattena